GERMAINE DERBECQ

ARTES PLÁSTICAS

SE DICE QUE...

Texto del Jueves 18 de Abril de 1968 a las 21:50hs.

Por Germaine Derbecq


SE DICE QUE… los niños y los locos nos revelan los caminos secretos del genio. Empezamos por dos historietas:

- “Tus guantes están sucios” me dijo ayer mi nieta que tiene cuatro años.

- “Verdad", contesto, “esta noche los lavaré, mañana por la mañana estarán limpios, pero mañana por la noche cuando vendré a verte estarán de nuevo sucios".

- ¿Entonces por qué los usas? contestó ella con una lógica implacable.


Un joven estudiante llegó al célebre asilo de locos Sta. Ana , donde estaba nombrado como practicante. Al visitar el establecimiento, su cicerone le explicó, con lujo de detalles, la locura de cada uno de los pensionistas. “Y en cuanto a este” le dijo , “es un caso curioso , pretende él ser Dios el Padre, esto no es posible , desde el momento que Dios el Padre, soy yo.”


La lógica de estas dos historietas que no es la lógica común, que es otra lógica, es, sin duda , uno de los caminos secretos del genio, pero, bajo ciertas condiciones.

El niño, se ha dicho, todos lo sabemos, es una humanidad a parte.

La formación de la inteligencia ha sido perfectamente estudiada, a cada edad corresponden progresos intelectuales de más en más complejos.


Una niña de cuatro años no es capaz de coordinar diferentes grupos de ideas, esta disociación determina una lógica, específicamente infantil, que sorprende a los adultos y muchas veces a la vez les inquieta y les divierte.

Numerosos pintores han tratado de sacar provecho de este desplazamiento de la lógica infantil, pensando encontrar así los caminos del genio.

Pero todos los que cometieron el error de aferrarse a la letra sin buscar el espíritu, fracasaron.

Autores han afirmado que los orígenes del arte gráfico y pictural son orgánicos. Desde la primera edad en efecto, todo lo que el niño toca en seguida lo lleva a la boca, lo saborea, se embarduna. Es la época de la materia , del tachismo y del tatuaje.

Esa época de la materia se canaliza, cuando a la madre se le ocurre traer al niño la pizarra, el papel, el lápiz salvadores. Es entonces el tiempo de los garabatos, la alegría de los grafiti, seguido por las primeras representaciones de las cosas, de los objetos, pero mas que objetos, idea del objeto; esquematizando, encontrando con una impulsión irresistible las formas-madres de un pasado milenario: círculos, óvalos, cuadrados, rectángulos, repeticiones de líneas, ritmos, etc.


Antes del lenguaje hablado, grafismos y pinturas son el lenguaje del niño, Lenguaje elemental, que no puede hacer sino operaciones primarias pero de un expresivo valor explosivo.(1)


Estas operaciones, primarias no son del todo despreciables, sino a menudo verdaderas obras de arte. Un gran pintor como Matisse las ha entendido. y no solamente él sino otros también en, y, particularmente el informalista, grafico, humorista, Dubuffet, muy enterado en lo misterios del Arte Brut, el arte de los ignorantes plásticos de genio.

Si el grafismo y la pintura son lenguaje para el niño son también juego.


Y como el juego es su ocupación mayor y preocupación única, su verdadera razón de ser, el medio de entender lo circundante y de experimentarlo, de rehacer a su manera la comedia cotidiana que el ve hacer a sus progenitores, entonces las pinturas y los dibujos que participan de estos juegos no pueden ser más que testimonios de una tremenda autenticidad. La autenticidad es el otro factor importante de los caminos secretos del genio.


En cuanto a los locos, por supuesto no tienen lógica, al menos la común, la suya es otra lógica, una lógica que es como un orden en el desorden. Lo mismo que los niños ellos viven intensamente los comportamientos de la nueva personalidad que les ha creado su locura, la cual actúa según códigos a menudo bastante obscuros: disociaciones brutales, reagrupaciones inverosímiles, yuxtaposiciones osadas, que molestan nuestra razón razonante, sin embargo son factores importantes en los caminos del genio.


Los surrealistas han tomado mucho a las experiencias psicopatológicas, sus pintores como sus escultores han practicado la ruptura de los encadenamientos lógicos, la no intervención de la inteligencia y, sobre todo han preconizado el estado onírico –con la puerta abierta sobre todas las cosas extrañas-(1) como lo más adecuado para la creación.


Estas experiencias de los primeros artistas su realistas fueron valiosas, pues eran auténticas, compartían el juego muy seriamente hasta apostar en él su misma vida. Quedarán de esa época obras excepcionales. El pintor Miró, catalogado originalmente como surrealista, inmediatamente evolucionó y se acercó más bien al campo de la psicología infantil. Pero antes que nada, y así debe ser, él la recreó por la inteligencia e imaginación plásticas.

El caso del escultor Giacometti fue diferente. A pesar del éxito de sus obras filiformes, las de la época surrealista son más significativas. El surrealismo le reveló su verdadera personalidad.


Después, las obras surrealistas no fueron, a menudo, más que un manierismo, las apuestas no eran las mismas, el genio no admite los seguidores y el manierismo es el castigo de los dioses para los que no quieren entrar por la puerta estrecha. La entrega de todo el ser y sin condiciones es, sin duda, la piedra angular para encontrar los caminos del genio. A decir verdad son caminos fáciles para el niño, para el loco, porque son irremediables, tanto para uno como para otro no hay vacilaciones posibles, ni elecciones que hacer. Esto se ve bien cuando el niño alcanza la edad de siete años , la edad de la razón, entonces con las operaciones de la inteligencia casi normales, empieza una regresión de la creación plástica, aparecen los conformismos comunes a los seres integrados en una sociedad, y sobre todo el deseo del niño de imitar lo que se le enseña a ver y no como antes a representar lo que el veía o creía ver, pues reseca su imaginación creadora.


El mismo fenómeno se produce cuando los alienados reencuentran un equilibrio mental normal, con la curación sus obras no tienen más sabor.


Esto no quiere decir que el genio exige el estado de infancia o de locura, pero sí, exige, que el arte sea bajo el vocablo imperioso de la autenticidad de la experiencia vivida, sea la primaria como la de los niños, o la desviada como la de los alienados, cuyos mecanismos mentales tienen una coherencia que se puede llamar biológica.

Pero una autenticidad que no hay que confundir con moralidad, honestidad, sinceridad, actitudes de limitaciones, de timidez, de temor, actitudes del copista, no del creador.


La autenticidad que nos interesa es de orden casi metafísico , implica la necesidad absoluta de reencontrar la verdadera individualidad, de reencontrar el verdadero campo de operaciones, la verdadera lógica.

Entonces, y entonces solamente , se puede tener el derecho de obtener la dominación sobe toda la tierra, prometida al hombre creado por la palabra en el primer relato del Génesis.


Así, los niños y los locos nos pueden indicar los caminos secretos del genio.

SE DICE QUE ...

(1) En el original, se encuentra escrito a máquina y tachado a mano.

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