GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

23 de Agosto de 1956

LAS EXPOSICIONES: GRONDONA Y MACCIO

Por Germaine Derbecq


Las Exposiciones


Grondona y Rómulo Maccio en Galatea


En París, Grondona se inició en el arte abstracto al lado de Dewasne, un pintor que fue el primero que con Pillet abrió un taller en el que se proponían estudiar el estado actual del arte no figurativo.

Las artes plásticas se pueden enseñar hasta un cierto punto, aunque las academias modernas sirven para poner al alumno en contacto con las nuevas técnicas, de las cuales los vivos las utilizan como si fueran propias y los ingenuos como si no hubiera más nada para agregarles. Cuando en realidad, todo está hecho para recomenzarlo. Grondona no forma parte de estas dos categorías de disciplinas. Creyó ganar tiempo aprendiendo en un año lo que le hubiera demandado varios años y mucho esfuerzo. Sin embargo, este tiempo que podríamos decir ganado, va a tener que perderlo para olvidar lo que aprendió, a fin de conocer por ella misma. Las experiencias de los otros, tanto en la vida como en el arte, no le van a servir de mucho.

Los cuadros que ella presentó, son los de una alumna concienzuda y talentosa. Lo que atrae la atención es la voluntad de ser rigurosamente clara y de expresarse sin compromiso y, sobre todo, no con los recursos de la sensibilidad a flor de piel de la cual los jóvenes pintores usan y abusan hoy en día. Este es suficiente para predisponer la indulgencia hacia la abundancia de las formas, la diversidad de los colores, la poca atención otorgada a las relaciones con lo esencial. Este sinfín de formas y de colores debilita las buenas intenciones de organizar un juego plástico sin trampas.

Los cuadros recientes presagian que Grondona a va recuperarse, reconsiderar las relaciones tan iguales, simplificar la policromía. Ya que es un hecho que a pesar de la multiplicidad y la intensidad de los colores —y a causa de esto—, sus pinturas cansan la retina y no son irradiantes.


Rómulo Maccio


La primera exposición de este joven pintor es prometedora. Un cierto encanto se desprende de los pequeños cuadros abstractos, hábilmente transpuestos a partir de obras conocidas. Los jóvenes deben partir de lo que ven y admiran en sus mayores antes de comprender completamente lo que quieren de ellos mismo. Es ya un buen punto el de elegir sus fuentes de inspiración. Las pocas pinturas figurativas que hay serían más personales, pero un poco folklóricas.


Le Quotidien