LE QUOTIDIEN
LAS EXPOSICIONES: YENTE, RAMOS DE LOS REYES, TEJEIRO Y SORO
Por Germaine Derbecq
Las Exposiones
Yente en Van Riel
Yente es sin dudas la primera mujer pintora que, en Argentina, realizó obras abstractas talentosas, hace más de veinte años. Es decir que el coraje no le falta, y no solamente esto, tampoco la fe. Lo que le permitió soportar tantos combates para los que su frágil persona no estaba hecha. Artista desinteresada, sostenida, es cierto, por el esfuerzo paralelo realizado por Del Prete, su compañero en la vida y en el arte. Lado a lado, lucharon duramente en un medio artístico que durante mucho tiempo no les fue propicio y ante un público que no les era muy favorable.
En esta retrospectiva, podemos ver solamente sus primeras pinturas abstractas de 1936. Hay diferentes etapas, ya que Yente no es de las que se congelan en una tendencia, sino que es de las que quieren expresar con conciencia, inteligencia y perseverancia. Sus búsquedas están siempre dirigidas hacia lo esencial con franqueza, sin preocuparse por gustar. Lo logra sin embargo por una obstinación emocionante y por la buena fe. Ya sean expresiones geométricas intencionada u otras, por el solo color, de un oficio más libre, se preocupa a descubrir ante todo el fondo del problema. Podemos reprocharle considerar el hecho plástico en la inmovilidad, en un absoluto. No dijo aún su última palabra y es posible que logre ahora conmovernos de otra manera, tal vez más sutilmente.
Ramos de los Reyes, Tejeiro y Soro en Galatea
Estos artistas, tanto Ramos de los Reyes, pintora, como Tejeiro, escultor, aspiran a un arte dentro del arte. Es decir, un arte de instinto puro.
No todas las pinturas responden absolutamente a estas intenciones, algunas por ser más rememoraciones artísticas. Pero que sean estas o sean las improvisaciones, todas son brutales y violentas. En cuanto a las esculturas de Tejeiro, se aparentan a este arte bruto o arte no cultural, haciendo recordar estas exposiciones famosas en las que estaban reunidos los testimonios auténticos —pinturas, escultura, objetos— ejecutados por sujetos en estado de clarividencia, de alienación, en el que las obras conmovedoras nos introducían en un mundo que no es el nuestro. Crear una estética es tan peligroso como crear una con el arte de los niños. Podemos de todas maneras extraer “leyes de actitud”. Es decir, esforzarse por comprender el estado espiritual del sujeto que obró. Pero luego hay que volver al intelecto y a la intuición, que son los únicos impulsos válidos para los civiles normales.
Soro
Las pinturas que presenta por primera vez esta joven artista son el testimonio de una dedicación para componer con elementos tomados de la vida, ya sea por la forma, ya sea por el color, por la composición o por el efecto de la luz, ayudándose de las reglas tradicionales del arte de pintar, actualizadas por las academias modernas, hace treinta años. Lo hace con tanta amabilidad que sus cuadros fuerzan la atención. Nos damos cuenta entonces que simplificando los fondos, desarmando las formas, haciendo salir las cosas de su pasividad y evocándolas con un sentido de síntesis estas pinturas tendrían que hacer poco para transformarse en afiches. Estas obras de arte de la calle, que fueron numerosas desde hace un siglo, desde Daumier hasta Colin, pasando por Chéret. Lautrec, Bonnard, Cappiello, etc. Sin embargo, en Argentina, este tipo de arte es desconocido y aún hoy muy poco culto.