GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

EL ARTE PARA EL PUEBLO 2 | DEL PRETE EN LA GALERIA KRYAD

Por Germaine Derbecq


¿El arte puede ser para el pueblo? (Parte II)


Luego del artículo “¿El arte puede ser para el pueblo?”, aparecido en estas columnas el 3 de noviembre, artistas, estudiantes y lectores han manifestado el deseo de dar también su opinión. Me pareció que sería interesante abrir una encuesta sobre este tema particularmente complejo. Reconocemos en general la necesidad de reaccionar, pero aún no comprendemos bien qué medios deberíamos utilizar. Confrontando las ideas es que irá apareciendo tal vez un poco de luz.

Las dos preguntas son las siguientes:

I. – ¿El arte es accesible para el pueblo? “Pueblo”, tomado en el sentido de parte más numerosa, menos rica, menos culta; en oposición a “público”, que implica todos los seres que componen una nación.

II. - ¿Cómo se puede impulsar la difusión de las artes plásticas, a la medida de nuestros tiempos y con los mismos medios grandiosos que se le otorgan a la divulgación de los deportes?

Publicamos hoy las respuestas del arquitecto Alberto Prebisch y del pintor Quinquela Martín.

Alberto Prebisch fue desde 1924 un pionero de la arquitectura moderna en Argentina. Construyó en Buenos Aires, entre otras cosas, el cine Rex y erigió el Obelisco: perfección abstracta que proyecta hacia el cielo la perspectiva de la inmensa avenida. El Obelisco de Buenos Aires, así como la Torre Eiffel en París, ¿no son acaso los monumentos inseparables de estas dos grandes ciudades?

I.- ¿El arte es accesible…?

—Es evidente que tanto el arte como la santidad y el cálculo diferencial son accesibles para el pueblo, con el mismo sentido que usted le da a esa palabra en su encuesta. ¿Es necesario ser Rockefeller para comprender y amar a Bach, Piero Della Francesca o Picasso? ¿Ha sido alguna vez necesario ser un príncipe o un rey para ser santo? Al no ser un asunto esotérico, el arte es una cumbre accesible para todo el mundo, sin distinción por nacimiento o por fortuna.

››El peligro de toda política en favor del arte para el pueblo es, a mi parecer, que apunta a bajar esa cumbre hasta la planicie. Conocemos bien este tipo de adulación insidiosa que consiste en dar a la gente la ilusión de que puede entender el arte sin esfuerzo y sin pena, cuando sabemos que para llegar a ciertas alturas hay que tener por lo menos unas pantorrillas bien ejercitadas.

II.- ¿Cómo se puede impulsar…?

—Pienso —o sueño— con edificios públicos en los que todo sea orden y belleza, concebidos con pasión por verdaderos arquitectos, edificios simples y puros (nada de “art pompier”)[1], bellos organismos que expresen con fineza y verdad el espíritu contemporáneo. ¿No sería, como en los buenos tiempos, una oportunidad para solicitarle a los pocos artistas compenetrados en el espíritu actual que coloquen su arte al servicio de la arquitectura? De este tipo de artistas —pintores y escultores— tenemos, por suerte. No habría más que elegirlos. ¿Me pregunto si no sería esta una buena manera de llamar la atención del pueblo, por las características vivas y activas de la arquitectura, hacia un arte de calidad? Porque, de hecho, para el pueblo y para todo el mundo, es ante todo la calidad lo que debe contar para el arte, incluso en el caso en que no sea adecuado para ser captado inmediatamente por la mayoría.

››Hay que darle al pueblo los medios indispensables para que no se equivoque en lo que es bueno y en lo que es malo. Los Salones no pueden cumplir este objetivo, por lo que se debería poner a disposición del pueblo lo mejor que la humanidad ha producido en relación con el arte. Déjenme volver sobre una de mis sentencias: el museo de calcos y reproducciones. Para un país que se encuentra en nuestra situación, desde el punto de vista de la educación popular, valen más cien hermosas reproducciones que una obra original, por tan buena que sea, sobre todo en una época en que la técnica ha llegado para este tipo de trabajos, dando resultados extraordinarios”.

Quinquela Martín. Podemos decir que Quinquela Martín es el pintor más popular de Buenos Aires. Habiendo sabido transmitir todos los aspectos del puerto de La Boca en numerosos cuadros con un lirismo (ilegible) muy seductor. Además, se ha interesado en los trabajadores de este pintoresco barrio y ha organizado un museo de bellas artes.

I.- y II.- Difusión de las artes plásticas:

“El arte para el pueblo es que los gobiernos y los artistas trabajen para él. Los gobiernos deberían llamar a sus artistas e invitarlos a trabajar, y a desarrollar un plan para las mayorías.

››Los estadios, los hipódromos o terrenos para el futbol deberían estar decorados con sus héroes y con temas alusivos.

››Todos los cementerios de las grandes y pequeñas ciudades deberían tener un panteón o un osario para los muertos sin familia, y decorar sus paredes y ornar sus estatuas.

››Decorar las prisiones, los hospitales, las escuelas, los mercados, las fábricas, los cuarteles, los barcos, los edificios públicos por dentro y por fuera. Las plazas públicas tendrían que tener estatuas y paredes con mosaicos. Pintar los puentes y un montón de otras cosas.

››Cuando el pueblo acude a las grandes manifestaciones, es que ya está listo. Debería pasar lo mismo con las bellas artes y orientar espiritualmente al pueblo. Entonces, se podrá apreciar lo humano en el alma popular.

››Pedir al gobierno que le solicite al Parlamento una ley que permita agregar el diez por ciento a toda construcción para embellecimiento y decoración artística”.


[1] Art pompier: denominación peyorativa para referirse al academicismo francés de la segunda mitad del Siglo XIX, bajo la influencia de la Academia de Bellas Artes. Aunque utiliza técnicas magistrales, resulta a menudo falso y vacío de contenidos.


Del Prete en la galería Kryad


Una prestigiosa firma trazada en una invitación, que no puede ser otra que la de un maestro, nos incita a visitar esta exposición.

A la manera de las grandes galerías que terminaban la temporada artística de París con una exposición de un artista “reconocido” e incuestionable, la galaría Kryad termina la temporada artística de Buenos Aires con un conjunto de pinturas de Del Prete.

Porque Del Prete fue una de las esperanzas de la nueva generación argentina. Es ciertamente uno de los pintores más estimados. Hoy nos presenta una retrospectiva (¿no lo había hecho ya dos años atrás?) que le podría demostrar a los que no lo sabrían aún que Del Prete ha comenzado aprendiendo muy seriamente su oficio, buscando consejo y apoyo con los maestros independientes, preferentemente con los que se expresaban a través su temperamento de pintor por sobre su inteligencia pictórica. Luego su campo de visión se agrandó y adhirió sucesivamente a todas las nuevas búsquedas.

Los últimos cuadros que nos presenta, la última nueva búsqueda europeo-americana, son investigaciones en el ámbito de las “manchas” pensadas. Parecería ser una vía que le conviene particularmente, donde puede dar todo de sí: su gusto por los hermosos colores, las gamas estudiadas y los degradados imprevistos salen ganando; y nosotros también ya que nos transmite su felicidad. Nos dejamos llevar con deleite en esta euforia. Pero como ocurre con algunas conversaciones chispeantes, no hay que permanecer mucho tiempo. Del Prete debería aspirar a una mayor profundidad. Pero si lo hiciera, si aceptara sacrificar esta facilidad y estos dones, ¿qué alegrías de otro orden podría recolectar? Cumpliría de esta manera la misión que un artista como él tiene el deber de cumplir.


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