GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

9 de Marzo de 1954

FRANCIS PICABIA | LA PARTICIPACIÓN ARGENTINA EN LA EXPOSICIÓN INTERAMERICANA DE CARACAS

Por Germaine Derbecq


Francis Picabia


En el pasado mes de diciembre, falleció Francis Picabia en París. Para las jóvenes generaciones, el nombre de Picabia no despertará tal vez grandes recuerdos. Para los otros, algunos recordarán al pintor revolucionario, ni fauvista ni cubista y ya abstracto, al poeta no menos que original, al polemista virulento, al dibujante de la “máquina infernal” en su diario 391, al cineasta que le había pedido a René Clair dirigir con él el film Entretiempo, al coreógrafo y, finalmente, del animador del movimiento Dadá.

Pero la mayoría guardará el recuerdo de un excéntrico que alimentó las crónicas mundanas, derrochó y gastó su fortuna para sorprender.Seguramente algo de esto hubo. Sin embargo, los que lo conocían sabían que sus pinturas eran las de un pintor; sus escritos, los de un pensador; sus maneras de vivir, las de un hombre que decía: ”Lo que nos llega de los otros es un estorbo, incierto y sobre todo inútil”.

Desde el taller Cormon, en el que entró hacia 1894, adhirió al poco tiempo al impresionismo, estuvo influenciado por el Cubismo, el Orfismo, luego Dadá antes que todos, en compañía de sus amigos Apollinaire y Marcel Duchamp. Se juntó hacia 1916 a los Dadaístas de Zurich. No fue hasta 1920, el período brillante del Dadaísmo y de Picabia, que los tiempos lo han favorecido en grande.

Se pensaba que Dada era una farsa inventada por algunos descerebrados, por el solo disfrute del escándalo y para divertirse. Dadá habría podido ser solamente eso, pero como ha sido animado por valores auténticos y sinceros, podemos afirmar que el arte de nuestra época le debe mucho.

Sí, Impresionismo, Fauvismo, Cubismo, Orfismo, habían despejado ya el camino. Dadá terminó el trabajo empezado y se encargó de destruir todo lo que aún seguía en pie. Es lo que se le reprocha: destruir y no proponer nada. En lo que respecta a Picabia, su obra estuvo lejos de ser negativa. Sus pinturas, escritos, dibujos, film, ballets, marcaron un nuevo orden: creó él mismo son sus amigos, según André Breton, un estado de ánimo. Estado de ánimo que se concretó luego, y en todas las artes, por numerosas obras nuevas que expresaban nuestra época y anunciaba tiempos modernos.

El período más vivo y fecundo de la vida de Picabia puede situarse aproximadamente entre 1909 y 1924. En ese momento abandonó el Surrealismo tal como lo había hecho con el Dadaísmo. Ya había creado el clima, al mismo tiempo que su obra de animador y de innovador había finalizado.

Es entonces cuando, una vez más, sorprendió, y de una manera imprevista, durante cerca de veinte años. Pareció negar u olvidar lo que había adorado. Y no fue hasta la Segunda Guerra Mundial que, nuevamente, pintó obras abstractas, en las que se podía encontrar al Picabia de las buenas épocas.


La participación argentina en la Exposición Interamericana de Caracas


En el mismo momento que la xma Conferencia Interamericana, que tuvo lugar en Caracas, la Comisión Artística y Cultural presenta una exposición en el edificio destinado al Museo de la Ciudad Universitaria. Cada uno de los países que participaban a la Conferencia, fueron invitados a enviar seis cuadros contemporáneos.

Fueron los pintores Quinquela Martín, Victoria, Daneri, Spilimbergo, Gramajo Gutierrez y Armando Coppola que fueron designados para representar la Argentina con cada uno una pintura.

Elegir solamente seis artistas ha seguramente sido difícil. Si la mayoría son talentos indiscutidos, muchos otros, igualmente muy significativos, habrían podido participar en esta exposición. El menos esperado es Armando Coppola, sin duda porque es el único pintor abstracto del grupo. Esta tendencia tenía que estar representada por alguien. Es bueno que sepamos que no solamente los artistas argentinos se interesan en las búsquedas actuales, pero también que pueden aportar una contribución muy apreciable.


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