LE QUOTIDIEN
13 de Octubre de 1954
LAS EXPOSICIONES: BOUTS, FORNER, IDEAL SANCHEZ, VENIER, EVA GARCIA Y CASTAGNINO
Por Germaine Derbecq
Las exposiciones
Bouts en la Galería Wildenstein
No es la primera vez que la Galería Wildenstein presenta a Bouts, tanto en Buenos Aires como en París. Cada vez pudimos notar la predilección de este artista por un exotismo que no es de lo mejor. Toma prestados temas y recursos del Extremo Oriente, de los nipones, de los indígenas de Brasil y de Perú, para ciertas composiciones y la literatura de sus títulos, al Gauguin polinesio, pero sin haber captado la plástica y la poesía.
Es que Bouts practica conscientemente o inconscientemente el desarreglo pictórico, que no hay que confundir con las revoluciones de los artistas reaccionando contra tradiciones, cuya energía se agotó, a fin de instaurar un nuevo orden para la continuidad del arte como expresión de la vida. No hay que equivocarse. Bouts no es un revolucionario sino un anarquista.
Un gusto inmoderado por el efecto tendiendo hacia lo que es exterior —materias complicadas, colores llanos, laqueados, barnices, incrustaciones— lo arrastró mucho mas lejos de lo que es decente para un artista.
Para que sus calidades pictóricas, que podemos discernir en algunas de sus obras, puedan afirmarse, tendría que tener una conciencia del arte de pintar más elevada, de las cuales no se puede impunemente transgredir sus leyes fundamentales.
Raquel Forner en Bonino
Esta artista que ya realizó una obra importante, posee una fuerte personalidad. Parecería que abandonó las representaciones demasiado precisas por ilusiones de formas semi vegetales, semi animales, semi humanas, muy expresivas y dramáticas.
Como pintora, tiene el sentido del lirismo trágico, de los contrastes poderosos opuestos a notas de colores vibrantes, y sabe imaginar un mundo de formas serpenteantes, que es un sello muy personal.
El perpetuo tumulto de una naturaleza apasionada no la incita a ordenar fácilmente sus sensaciones pictóricas. Si fuera capaz de disciplinarlas con más severidad, podría expresarse tan vigorosamente y su arte no perdería jamás. Los discursos cargados no son los más elocuentes.
Ideal Sánchez en Krayd
Este pintor sensible e inteligente persigue su obra con la continuidad lógica que se puede esperar de él. Reconsidera todos los datos pictóricos con gran atención, aportando propuestas personales y soluciones ingeniosas y plástica.
Transfiguración del cotidiano, dice el catálogo, pero ¿no son esto todas las obras de arte?
e espera el desarrollo de la obra de este artista con mucho interés y curiosidad.
¿Irá en la delantera? Esta es la pregunta que uno puede hacerse. Por un lado, lo atrae la abstracción, y del otro, ciertas concesiones podrías ser los indicios en favor de la figuración. Un pintor de la calidad de este no tiene de qué preocuparse, si será figurativo o si no lo será: su sola obligación es la de seguir el camino que lo llevará la pintura.
Bruno Venier en Plástica
Si Bruno Venier persevera en su nueva actitud plástica, podría reservarnos una sorpresa. Las disciplinas son para él más difíciles que para nadie más, su naturaleza espontánea no lo incita a las meditaciones ni a las renuncias. Pero todo permite creer que su amor por la pintura, su inteligencia plástica y su instinto le permitirán sobrellevar las dificultades que suscitan, ¡oh, paradoja, una naturaleza demasiado rica!
Eva García en Galatea
Los dibujos de Eva García son finas expresiones de estados espirituales de una naturaleza muy compleja, habiendo captado sutilmente relaciones entre las formas, las líneas, los valores, entre las cosas más insospechadas. Se expresa con los recursos más diversos y los menos habituales: raspados, collages, yuxtaposiciones… en realidad, medios surrealistas.
Y es con delicadeza y firmeza que restituye las sugerencias del inconsciente en las expresiones muy conscientemente realizadas.
Castagnino en Viau
A pesar de todas las calidades que puedan poseer, las pinturas de Castagnino representan una época pasada, resuelta. Algo que no podemos decir ante un Corot, un Monet, un Cézanne o un Matisse.
Es que Castagnino se dedica ante todo a descubrir el carácter humano, social, sentimental de tu sujeto, en lugar de considerar solo la plástica. Esta aplicación de lo “extra pictórico” perjudica su obra y, sin embargo, es un pintor, lo que podemos apreciar en muchos detalles.
Por otro lado, su técnica no lo ayuda. Es un compuesto híbrido de recetas naturalistas y de recursos impresionistas tomando a unos las formas y las composiciones, a los otros las pinceladas y las modulaciones sin tener en cuenta el verdadero significado del impresionismo.
El talento y la sinceridad de pintores como Castagnino podrían servir más eficientemente a la pintura si la consideraran como un pasaje de lo real, concretizado pictóricamente, y no como un pretexto para el entusiasmo sensible y sentimental.