GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

7 de Julio de 1955

LAS EXPOSICIONES: 1ER. EXPOSICIÓN PANAMERICANA DE CARICATURA | MARANCA EN KRAYD | LEPPIEN EN KRAYD

Por Germaine Derbecq


Las Exposiciones


1ra exposición panamericana de la caricatura


Esta exposición organizada por el Museo de la Caricatura “Severo Vaccaro” y la Asociación de Dibujantes Argentinos, presenta alrededor de doscientos dibujos provenientes de diez países panamericanos. Argentina únicamente cuenta con noventa y cinco dibujos y Estados Unidos, sesenta y uno, es decir que los envíos de estos dos países representan tres cuartos de la exposición.

Hay que reconocer que la sección de América del Norte es la mejor, tanto por la calidad de los dibujos como por la del humor. No hay personalidades en primer plano —aunque esté el artista conocido como Strindberg—, no está Forain, Sem o Cappiello, sin embargo, hay algunos buenos dibujantes que se destacan por esbozar personajes, por encontrar el carácter, por detallar los ridículos, por simplificar diestramente para ganar en expresión. La mayoría de estas caricaturas, sátiras sin maldad de la vida de cada día, son entretenidas y espirituales. No es un género que es demasiado apreciado entre los artistas argentinos que prefieren hacer tareas de artistas o de políticos famosos, o bien —y es lo mejor—, dibujar lleno de pequeños personajes burlescos semi fantásticos y semi reales, una especie de imagen humorística de las multitudes. En general, muchas obras vulgares y banales. Es para suponer que estos humoristas no saben ver el espectáculo cotidiano, tan rico en escenas graciosas o burlescas que no tendrían más que registrar. Es para suponer también que no saben que la caricatura puede ser un arte, que fue practicado por verdaderos artistas, por grandes dibujantes, e incluso por geniales pintores.


Maranca en Krayd


Podemos suponer que Maranca se considera como un pintor de tendencia abstracta. Sin embargo, sus acuarelas parecen composiciones realistas, cristales geométricos, bañados en una atmósfera soleada, más real que pictórica, equívoca, bastante molesta. Por otro lado, de este juego repleto de líneas, quisiéramos ver aparecer un boceto, o por lo menos formas más imprevistas. Hay una cierta fineza en las obras de este artista, un deseo de no abordar más que un arte idealista. La voluntad de las formas geométricas está muy registrada, pero ciertos problemas plásticos no son tal vez considerados con el rigor que corresponde.


Leppien en Krayd


No nos sorprendamos si las acuarelas que presenta este artista nos traen reminiscencias. Leppien trabajó con Kandinsky, así como con Moholy Nagy, en el Bauhaus de Dessau, alrededor de 1929. ¿Pero cuántas dificultades tendrá que vencer antes de poder poner en práctica tan ricas enseñanzas? Su vida es, en efecto, digna de ilustrar una imagen de Epinal. Echado por los nazis en 1933, se instala en París y se enlista en 1940. Trasladado hacia el sur de Francia, conoce las peores restricciones materiales. Detenido como miembro de la resistencia y deportado a Alemania, un pequeño pizarrón le permite fijar cada día una nueva idea plástica, borrada y reemplazada incansablemente. De regreso a Francia, organiza dos exposiciones, se transforma en socio del Salón de la Nuevas Realidades y es finalmente conocido y apreciado.

Las composiciones de rectángulos y cuadrados que expuso en Krayd demuestran que asimiló bien los excelentes principios de sus maestros. Si bien estas combinaciones de formas coloreadas poéticas y rigurosas a la vez no nos aportan nada nuevo, nos aportan lo que es bastante raro: un cierto rigor plástico, el encanto y la fuerza expresiva de lo que es elaborado con paciencia y pasión, cuidadosamente realizado.


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