GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

28 de Septiembre de 1955

LAS EXPOSICIONES: SZALAY EN KRAYD | SEOANE EN BONINO

Por Germaine Derbecq


Las Exposiciones


Szalay en Krayd


La escritura de los dibujos de Szalay le revelaban a un grafólogo, incluso poco experimentado, la naturaleza profunda de este artista, su disconformidad con su medio y su yo, y algunas de sus pocas alegrías.


Sobre esta rica y rugosa trama, vienen a entretejerse con fantasía y verdad al mismo tiempo sus visiones, que no son otra cosa que sueños, pero las confrontaciones de su vida interior y de la vía objetiva. El dibujo, más que cualquier otro medio plástico, permite las confidencias. Szalay lo demuestra con excepcionales cualidades. Aunque el crayón y la pluma parecen deslizarse sobre el papel sin control, se siente, sin embargo, que una disciplina adquirida desde hace largos años, guiado por la mano. a veces inconsciente. pero a veces también consciente.

Aparecen influencias muy claras que aún no ha dominado completamente, pero que llegó a asimilar lo suficiente gracias a una percepción de las necesidades plásticas, así como al conocimiento de un oficio que posee bien y que lo obligó a expresar sus sensaciones físicas y psíquicas. Esto le permite enlazar muy estrechamente la expresión humana y gráfica.


Seoane en Bonino


Seoane comprende guardar una realidad de la apariencia de los objetos y expresarla con medios técnicos nuevos y muy antiguos al mismo tiempo.

Para lograr sus objetivos, utiliza muy hábilmente las tinturas planas, del tono local saturado al máximo y de las relaciones de la superficie de los colores puros. El modelado es traducido por una tonalidad de forma expresiva o por un contorno negro, que al mismo tiempo define el dibujo. Los objetos y sus sombras ubicadas como inocentemente, accidentalmente, tranquilizan al espectador poco prevenido. No es sin embargo fortuito. Todos están situados sobre las líneas de composición necesarias para el equilibrio del conjunto. Estas líneas de fuga, casi sutiles, alcanzan para sugerir la profundidad y mantener de esta manera la unidad en la superficie que no está hundida por una perspectiva o por un claro oscuro. La sobriedad que Seoane adquirió con este recurso, al contrario de lo que se podría creer, otorga solidez y peso a sus pinturas, de conformidad con una muy antigua ley que los artistas de hoy retomaron por su cuenta.

Es así como Seoane, utilizando muy inteligentemente los recursos que las técnicas modernas han permitido poner a punto, logra realizar pinturas muy agradables. Su franqueza pictórica, su escritura bien legible, su brillante aspecto, debido a un oficio sólido, reconstituyen una apariencia formal y coloreada, real dentro de los trucos del trompel’oeil.

Desde luego hay peligros que amenazan. El más urgente sería un esquematismo que sustituye al espíritu de la creación. Por otro lado, se podría temer que este artista no se fije en una sola manera de actuar. Algunos nuevos cuadros, inspirados en formas vegetales y en personajes dentro de un paisaje, indican que no hay problema y que busca ahora renovar sus experiencias con otros temas.


Le Quotidien