GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

6 de Octubre de 1955

LAS EXPOSICIONES: VITRINAS DE PRIMAVERA

Por Germaine Derbecq


Las Exposiciones


Vitrinas de primavera


Hace trece años que los locales Harrods tuvieron el deseo de marcar la llegada de la primavera con una manifestación artística excepcional. Es de esta manera que nació esta costumbre de las vitrinas preparadas por artistas conocidos. Este año se respetó la tradición: once vitrinas trajeron su encanto a la calle Florida.


Nos podemos preguntar cómo el artista plástico debe encarar esta puesta en escena, que no es un cuadro ya que tiene profundidad, no es tampoco una decoración de teatro ya que hay una escena para animar, que procede finalmente de la suma de uno y del otro:

Una buena vitrina es la que pone mejor en valor los artículos expuesto con gusto y originalidad, aunque esta definición es sobre todo válida para el escaparatista. No sería necesario, para lograr un buen resultado, pedir ayuda a artistas de primer plano que serían, por cierto, discapacitados en este terreno, el de la buena presentación, por no tener ningún conocimiento y experiencia profesional adquirida.

Crear en la vitrina un clima excepcional, un ambiente cargado de todo lo adquirido en el arte, se asemeja claramente a la misión del artista más que a una presentación de mercadería al menudeo, por más hábil e ingeniosa que sea.

Y estos mensajes de formas imprevistas, de relaciones nuevas, armonías sutiles, de poesía plástica que presentan cada una de las vitrinas no pueden más que predisponer favorablemente a los paseantes, por una asociación de ideas bien naturales, no solamente para algunos artistas sino también para el conjunto y para la tienda misma.

El objetivo funcional y utilitario está de esta manera ampliamente superado. El arte de la calle gana un espectáculo de excelente calidad y el artista no tiene que someterse a una distorsión que no le conviene.

Es con esta manera de pensar, afortunadamente, que todos los artistas realizaron sus vitrinas. La individualidad de cada una se encuentra tan claramente definida que no es necesario ver la firma para descubrir el autor.

La primera de la serie, la de Domínguez Neyra, es una ingeniosa renovación del arte del maniquí en un estilo muy siglo xviii. Luego, es el decorador que se revela con la elegancia fresca de la moda de Basaldúa, mientras que las inquietudes constructivas de Butler se iluminan bajo los exteriores de una graciosa fantasía. En cuanto a la vitrina de Soldi, evoca con mucha gracia una imagen del renacimiento. Picante contraste con la de Curatella Manes, el único escultor del grupo, que sugiere la ciudad moderna con una forma dinámica y espacial. Al lado, la composición de Sara Grilo nos recuerda las misteriosas burbujas de jabón. Sigue la vitrina de Fernández Muro, que aporta una solución bien equilibrada, una impecable ejecución y la fantasía de un vitral renovado por las técnicas más modernas. De la abstracción pasamos al realismo con los dos desnudos rosa y negro de ideal Sánchez, de los cuales la impudicia está envuelta por los efectos de la luz. Y, para terminar, la vitrina de Battle Planas da una ilusión de ser un verdadero cuadro, pero las sutiles modulaciones coloreadas y la materia son las de papel pintado, de los que hacían felices a nuestros abuelos, y que el buen gusto de este artista y sus dedos de prestidigitador transformaron milagrosamente.

¡Pero, atención!

La aprobación de estas vitrinas podría hacernos perder la cabeza y olvidar que hay restricciones por expresar. Salvo muy pocas excepciones, los artistas aprovechan mal los nuevos materiales que la industria moderna pone a su disposición. Eligen temas muy nuevos, no prueban más que tímidamente las nuevas experiencias y no utilizan demasiado los recursos tan ricos de la luz artificial. El arte de la calle debe ser franco, directo, véase brutal, para poder entrar en el escenario, como se dice en el teatro, que es en este caso un vidrio, que es incluso más duro. Hay que traducir y expresar con síntesis poderosas y materiales bellos y definidos. Es solamente con esa condición que los artistas podrán mantener esta encantadora tradición con el mismo significado inicial que era el de representar las mejores tendencias artísticas de nuestra época.


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