LE QUOTIDIEN
3 de Noviembre de 1955
LAS EXPOSICIONES: VARDANEGA EN GALATEA | BATTLE PLANA EN BONINO
Por Germaine Derbecq
Exposiciones
Vardanega en Galatea
Las obras de Vardanega van, sin lugar a dudas, a suscitar las protestas habituales, no porque son abstractas, pero por su denominación como pinturas, como esculturas, lo que no se acerca a las convenciones.
Es que aproximadamente para todo el mundo una pintura debe representar una manera más o menos traducida de las formas de la naturaleza, con sus tonalidades, y una escultura debe estar realizada con un material tallado o moldeado. Fuera de esas normas, una obra no puede ser más que decorativa o un simple objeto.
Este término, objeto, no le disgustaría ciertamente a Vardanega, uno de estos jóvenes artistas como algunos de los que ya hay alrededor del mundo, que considera la obra de arte como el estado del objeto independiente del cual el punto de partida no es la naturaleza sino la idea estética.
Tranquilizado sobre este punto del derecho canónico plástico, el amateur podrá disfrutar con total tranquilidad del deleite que ciertas obras de arte de esta exposición podrán procurarle. Como ese cuadro blanco, sobre el cual se desprende un arabesco elipsoidal, iridiscente como una flor, un insecto o una gema, y como esta construcción cóncava, atravesada por múltiples hilos capilares, entrecruzados sabiamente, en el que están enganchados, como arañas en sus telas, minúsculos resortes espirales que, dando la impresión de espacio, evocan las inmensidades siderales.
Hay en estos hermosos objetos más que imaginación, ya que Vardanega utilizó los más aptos recursos plásticos para hacer estética una sensibilidad. Es por esto que no se equivoca en conferirle a este tipo de búsquedas el título de esculturas y de pinturas, ya que tienden a encontrar la estructura profunda, la esencia de estas artes.
Battle Plana en Bonino
El alegre dibujo coloreados que Battle Planas ejecutó para el afiche de su exposición expresa un muy feliz aspecto de su talento, traduce la idea alegre con gracia, vivacidad e invención. Si bien es sintético, este dibujo es tan expresivo, tan misterioso y tan poético como las pinturas mejor realizadas. A decir verdad, los cuadros de la exposición no responden a la imagen del afiche. Muy bien pintadas, demuestran que Battle Planas le hace culto al buen oficio, siempre jugando con la virtuosidad de los recursos plásticos de ciertas técnicas, al punto que una sola manzana pintada aplicando la ley de los contrastes simultáneos que la circunscriben con sutiliza es el pretexto suficiente para un cuadro. Además, en muchos de sus cuadros, encontramos rastros muy cercanos al surrealismo, todo fundido en un estilo personal. Estilo formado también por una visión aparentada con la del escultor: masas de sombras y formas más o menos extrañas e inesperadas se recortan dentro de la luz.
El talento multiforme de Battle Planas puede reservar algunas sorpresas, lo que permite suponer que luego de esta exposición de tendencia pictórica, una próxima manifestación nos traerá pinturas, sacrificando esta vez la materia del espíritu.