LE QUOTIDIEN
43° SALÓN NACIONAL DE ARTES PLÁSTICAS
Por Germaine Derbecq
43° Salón Nacional de Artes Plásticas
El cuadragésimo tercer Salón Nacional de Artes Plásticas ha abierto sus puertas el pasado domingo a las 18 h, en las salas nacionales de exposiciones, en Posadas 1725. Fue inaugurado por el señor Raúl Oromi, director general de Cultura, delegado del ministro de Educación de la Nación, rodeado de autoridades, profesores de las escuelas de Bellas Artes, críticos de arte, artista y un numeroso público.
La ceremonia se inauguró con el Himno Nacional, luego el Sr. Oromi pronunció algunas palabras sobre el objetivo de ese Salón, definiendo la importancia que el Gobierno entiende que tiene que brindar a los artistas plásticos.
Procedió luego a la lectura del palmarés.
En la sección de escultura, el Gran Premio Presidente de la Nación Argentina, ha sido adjudicado a Orestes Assali por su obra Familia de Paisanos, el segundo Premio de honor del Ministerio de Educación, para Líbero Badií por su escultura Torrent. El primero, segundo y tercer premio a Juan Grillo, Juan Passani y Humberto Cerantonio por sus obras. Orgullosa, A l’affuy y Treve.
En la sección pintura, el Gran Premio Presidente de la Nación Argentina fue concedido a Juan carlos Faggioli por su obra Genes, el Grand Premio de honor del Ministerio de Educación a Rodrigo Bonome por un paisaje, Febrero en Pino Hachado. Los artistas Alberto Rossi, Abel Laurens, Alejandro Tomatis han obtenido el primero, segundo y tercer premio por sus pinturas, respectivamente:
Composición con fondo naranja, Figura y Composición.
Otra gran cantidad de premios y menciones honoríficas han sido también entregados en estas dos categorías.
El invitado de honor de este año es Cesareo Bernaldo de Quirós, quien expuso quince obras importantes. Este artista, una de las figuras más conocidas de la pintura argentina, representa una tendencia que deriva del impresionismo, con una cierta influencia española —época Zuloaga—. Para los aficionados de esta pintura, es un conjunto que solo podrá satisfacerlos.
Veamos, en primer lugar, la escultura. Para los que se interesan en las nuevas tendencias, deberán girar a la izquierda para encontrar un mármol muy armonioso de Badií, sabiamente trabajado; el Gallo negro, de Julio Gero, en hierro martillado, bien recortado y estilizado; una gran figura de yeso, de Macchi y de Pablo Curatella Manes, siempre a la vanguardia, con su escultura en material, plástica, de una gran pureza, conclusión lógica de sus búsquedas anteriores. Es tal vez porque es el niño terrible que lo han relegado a un rincón.
Entre los escultores consagrados, encontramos los envíos de Arturo Dresco, San Luis, Nevot y Perlotti. Conviene mencionar también a Carlos Alonso Daulte, Tomás Ibarra, Leo Tavella, Ethel Sierra y Alberto Balietti (Premio Ministerio de Transporte).
En la sección de pintura, varios artistas muy conocidos y apreciado participan del éxito de este Salón. Son Miguel Victorica, Daneri, Alberto Rossi, José Merediz, Berni, Roberto Azzoni, Domingo Mazzoni, Ludmila Fioravanti y Celia Cornero Latorre.
Las salas I y VI parecían estar exclusivamente reservadas a los artistas con nuevas tendencias. Podemos ver los tres primeros premios: Faggioli, Laurens, Rossi. Luego Bruno Venier (Premio Eduardo y Matea Vidich de Sívori); Orlando Pierri; el bello lienzo de Vicente Forte; el de Ideal Sánchez, seriamente elaborado; Jorge Lezarra, un joven talentoso; Roberto Viola; Florencio Garavaglia con una composición muy estudiada, y Rodolfo Krasno. Podríamos clasificar entre los “sinceros” los cinco premios: Antonio Chiavetti, Ceferino Gutierrez, Alfredo Masera (Premio Sadro And), Rosario Moreno (Premio Humberto Jary) y Ramón Alberto Ciarlo. La sección de la pintura es netamente superior a la de la escultura. En el conjunto, hay una intención de modernizar. Esta renovación va netamente hacia las obras en las que el color juega un rol importante, así como hacia la búsqueda de bellos materiales.
Se observa que el jurado de pintura ha sido más audaz.
Notamos que, entre las pinturas, los desnudos han casi completamente desaparecido, las naturalezas muertas están en neta regresión; sin embargo, los paisajes y los retratos lo están haciendo bien.
Concluimos con un comentario optimista. Hay en este Salón doscientos setenta y ocho pinturas y setenta y cinco esculturas, y las recompensas alcanzaron la respetable suma de ciento setenta y cuatro mil pesos.