GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

28 de Junio de 1956

ESTADOS UNIDOS Y ARGENTINA

Por Germaine Derbecq


Estados Unidos y Argentina


Cien grabados estadounidenses en el Museo de Arte Decorativo de Buenos Aires


Estos grabados fueron seleccionados entre los que formaban parte de la colección Pennell, en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.

Si la noticia no nos decía que estos grabados fueron realizados en esto últimos cinco años, lo habríamos apenas creído. La mayoría están poco marcados por nuestra época y si todas son obras que poseen un oficio muy seguro, muy pocas son el producto de una técnica, ese escalón en el arte. El catálogo realiza una exposición didáctica y detallada de los diferentes procesos: grabado sobre madera, en relieve, con cincel, aguas fuertes, aguatinta, litografía, etcétera. Tenemos siempre tendencia a atribuirle toda la importancia al oficio, que no es el fruto de una habilidad manual que todo el mundo puede adquirir, mientras que la técnica, ejercicio intelectual de una calidad más rara e indispensable para realizar una obra de arte, es dejada de lado. Cuando Dufy decía que “el negro es color de luz”, enunciaba una verdad plástica y encontraba un recurso técnico.

El anuncio de esta exposición había despertado un gran interés entre los artistas de Buenos Aires que sabían muy bien que los Estados Unidos poseían pinturas de escultores y de grabadores de gran valor.

Su espera lo decepcionará, los grabados de esta exposición no les habrán aportado ninguna revelación.


Fotografías de obras del escultor U. S. Puccinelli en la sala de exposiciones del Servicio Cultural Americano


Las obras de Puccinelli pueden relacionarse con las de los escultores llamados independientes quienes, a principios de siglo, reaccionaron contra un arte académico y prácticamente neo clasicista. En Francia, los mejores representantes de esta tendencia fueron Bourdelle, Despiau y Maillol.

Puccinelli emplea dos recursos de expresión: el modelado y la talla directa. Las esculturas que ilustran estas dos tendencias testimonian un perfecto conocimiento de dos oficios, de un sentido muy evidente de la escultura y un gusto refinado. Las esculturas en piedra y en madera son de una hechura sobria, tienen volúmenes bien delimitados y una estructura monumental, sin que se pueda sin embargo detectar un acercamiento hacia investigaciones nuevas. No es necesario que su prologuista nos diga que Puccinelli no se interesó jamás en ningún “ismo” y que está dotado de una gran habilidad. Los “ismos” obligan a comenzar sobre las bases nuevas y no es con la habilidad, pero con la inteligencia plástica y la intuición, que uno se puede decidir.

Si las obras de Puccinelli están seriamente realizadas y testimonian sensibilidad, es que están resueltamente detenidas en una época del pasado.


Visita del arquitecto y urbanista americano Paul Lester Wiener


En el cuadro del Programa de Intercambio Educativo del Gobierno de los Estados de América, Paul Lester Wiener ha venido a visitarnos.

Para situar la técnica y la estética de este arquitecto y urbanista, que realizó sus estudios en Viena y en Berlín —es que es originario de Leipzig—, es importante señalar, de entre los planos de ciudades de América Central y del Sur que efectuó, los de Bogotá, hechos en colaboración con Le Corbusier, por quien profesa una gran admiración.

Durante las dos semanas —del 25 de abril al 10 de mayo— que Paul Lester Wiener pasó en Argentina, cada día había un programa cargado, estrictamente organizado. Entre los numerosos proyectos que le fueron sometidos, se interesó particularmente en los planos de “restructuración” de Buenos Aires de los cuales apreció “la buena disposición” y la “organización clara”. Después de haber sobrevolado la ciudad en helicóptero, transmitió sus observaciones a los miembros del personal técnico de la dirección de urbanismo: enorme extensión de las zonas construidas para una baja densidad, promedio elevado de terrenos baldíos, calles y avenidas poco utilizadas, tráfico localizado en algunas arterias. Buenos Aires sería, de entre las ciudades americanas que estudió, la que proporcionalmente tiene menos automóviles. Sería también la que presenta la menor cantidad de problemas de “planificación”, siendo que no hay ningún obstáculo geográfico importante para sobrellevar y que, por otro lado, el terreno no falta. Para mejorar, recomienda medidas urgentes “enérgicas y decididas”

Lester Wiener pronunció varias conferencias en la Facultad de Derecho, cuyos temas fundamentales son en general lecorbusianos. Algunas frases lapidarias pueden dar una visión global: “Tanto el arquitecto y el urbanista, como el Estado, tienen que pensar ante todo en las necesidades reales de la población, ya que las ciudades y los edificios se hacen para los hombres”. “Las necesidades de los hombres son las mismas en todos lados, los problemas no se plantean solamente en un solo país, sino que se repiten en todos lados de la misma manera”. “En nuestra época, el arte y la ciencia tienen un carácter internacional”. “El mal más profundo de nuestra época sería esta confusión de todos los valores que se reflejan en nuestras ciudades, verdaderas Torres de Babel, que se estiran por generación espontánea, como si no estuviéramos en el siglo de la disciplina; es posible establecer planos para el mejor beneficio de los pueblos”.

La mutua comprensión y la profunda estima que precedió los intercambios entre el arquitecto Wiener y sus colegas argentinos, prueban, aunque esto no sea necesario, la necesidad de este tipo de cooperación profesional entre los pueblos.

Y para terminar estos comentarios sobre los intercambios culturales, es interesante recordar las palabras del Dr. Vicchi, Embajador de Argentina en Washington: “Los intercambios culturales tienen, para los pueblos, mayor importancia que los intercambios comerciales ya que crean lazos espirituales que son más estables y más duraderos”.


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