GERMAINE DERBECQ

LE QUOTIDIEN

7 de Julio de 1956

LAS EXPOSCIONES: GARAVAGLIA Y JOSE MANUEL MARAÑA

Por Germaine Derbecq


Garavaglia en Galatea


Garavaglia se desprendió finalmente de las líneas de construcción que compartimentaban sus pinturas y no las construía siempre.

Para guardar un contacto con una representación o con alusiones a la naturaleza, los pintores figurativos actuales se encontraron con grandes dificultades, más aún tal vez que los abstractos, acusados muchas veces de estar cortos de imaginación.

Garavaglia se decidió por la identificación pictórica del objeto animal, desnudos o cabeza, como recurso: el dibujo bien delimitado y de colores transpuestos. Si su oficio ganó en virtuosidad, su estética está en la más grande indecisión. Duda entre un expresionismo picassiano, un neo clasicismo al estilo Campigli, y los objetos en el espacio de Léger. Las luchas de un joven artista para desprenderse de la neblina que lo rodea y de los demonios que buscan llamar su atención en las peores emboscadas, son a menudo dramáticos, pero son necesarios. Los que triunfan, reciben su recompensa, es lo que le deseo a Garavaglia.


José Manuel Maraña en la Sala v


La de Moraña no es ciertamente una pintura atractiva ni hábil. Las torpezas abundan y las brutalidades también, pero esto no está hecho para desagradar en este tiempo en el que hay tantos artistas astutos, demasiado hábiles, demasiado tibios y demasiado empalagosos.

De toda esta rabia al pintar, ¿qué podrá resultar? Artistas han demostrado que a un desencadenamiento de sensualidad pictórica, a un frenesí de color y de pintura, puede producirse una revisión de valores y el más bello equilibrio. Cézanne puede ser puesto como ejemplo. No le temamos a las comparaciones muy elevada, siempre hay que aspirar a lo mejor.


Le Quotidien